La temperatura y la humedad relativa afectan a la supervivencia en el aire de virus, bacterias y hongos. El control ambiental en los hospitales no sólo es valioso para el confort humano y el ahorro de energía, sino que también es importante por la transmisión de enfermedades infecciosas a través de aerosoles o del aire. Mantener las instalaciones hospitalarias a una temperatura y una humedad relativa determinadas (40 a 60 %rh) puede reducir la supervivencia en el aire y, por tanto, la transmisión de la gripe y otros virus o bacterias.
Otra fuente de propagación de bacterias es el agua potable. El desarrollo de la legionela en las tuberías de agua potable puede prevenirse evitando un intervalo de temperaturas de 25 °C a 55 °C y con una "desinfección térmica" periódica calentando los depósitos y el sistema de tuberías por encima de 70 °C.
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