Todos conocemos la situación: reuniones en las que el rendimiento de los individuos baja bruscamente. En la mayoría de los casos, es consecuencia directa de la mala calidad del aire de la sala.
Se necesitan entre 25 y 35 metros cúbicos de aire fresco por persona y hora en una habitación cerrada, dadas las actividades normales. Esto garantiza que el contenido de dióxido de carbono (CO2) se mantenga por debajo de 1.000 ppm (ppm = partes por millón [valor de la proporción de dióxido de carbono en el aire]), y que las sustancias volátiles exudadas por el ser humano se extraigan en grado suficiente. Dado que hoy en día muchos edificios son herméticos y ya no se garantiza una ventilación básica, la calidad del aire interior se resiente, lo que provoca, por ejemplo, la aparición de moho. Por tanto, un edificio hermético necesita un concepto de ventilación eficaz.