Una de las principales ventajas de la célula dinámica y activa empleada en el sensor de oxígeno es que es intrínsecamente a prueba de fallos. Los continuos ciclos y mediciones de la tensión Nernst generada son, en efecto, el latido del corazón del sensor; si esto se detiene, algo fatal ha ocurrido dentro de la célula. Consulte la Guía de funcionamiento/operación del sensor de óxido de circonio para obtener más información.
Al utilizar los sensores de oxígeno de óxido de circonio en entornos cálidos y húmedos, es importante que el sensor se mantenga a una temperatura superior a la de su entorno, especialmente si hay componentes corrosivos en el gas de medición. Durante el funcionamiento esto es menos problemático, ya que el calentador funciona a 700⁰C; sin embargo, esto significa que cuando se apaga el sensor o la aplicación, el calentador del sensor debe ser lo último en apagarse después de que la temperatura del entorno se haya enfriado adecuadamente. En entornos muy húmedos, lo ideal es dejar el sensor encendido o a una tensión de espera más baja (normalmente 2 V) en todo momento.
Si no se respetan estas normas, se formará condensación en el calentador y en el elemento sensor. Cuando se vuelve a alimentar el sensor, la condensación se evapora, dejando sales corrosivas que destruyen rápidamente el calentador y el elemento sensor, como se ilustra en la imagen de la izquierda. Observe que la estructura metálica externa del sensor tiene un aspecto completamente normal.
En los Medios Ambiente donde la humedad excesiva o la caída de gotas de agua es probable, el sensor debe ser protegido de agua que alcanza o cae directamente sobre la tapa del sensor muy caliente ya que esto puede causar choques de temperatura masiva a la célula y el calentador. Los métodos más comunes incluyen una cubierta sobre el capuchón del sensor o el montaje del sensor en un cilindro de mayor diámetro.
Como mínimo, el capuchón del sensor debe estar inclinado hacia abajo en la aplicación, ya que esto desviará cualquier gota de humedad que caiga y evitará que el capuchón del sensor se llene de agua.
Para evitar que el agua caiga sobre el capuchón del sensor, éste debe estar inclinado hacia abajo en la aplicación.
Los sensores de oxígeno de óxido de circonio resultan dañados por la presencia de silicona en el gas de medición. Los vapores (compuestos orgánicos de silicona) de los cauchos RTV y los selladores son los principales culpables y se utilizan ampliamente en muchas aplicaciones. Estos materiales se fabrican a menudo con siliconas más baratas que, al calentarse, emiten vapores de silicona a la atmósfera circundante. Cuando estos vapores llegan al sensor, la parte orgánica del sensor se quema en las partes calientes del sensor, dejando tras de sí una división muy fina de dióxido de silicio (SiO₂). Este SiO₂ bloquea completamente los poros y las partes activas de los electrodos. Si se utilizan cauchos RTV, aconsejamos utilizar materiales de alta calidad y bien curados.
Los sensores de oxígeno de dióxido de circonio de SST ofrecen una amplia gama de estilos de carcasa, cableado y conexiones eléctricas. |
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