Está empezando a surgir un nuevo método de generación de energía, que utiliza la energía solar para impulsar indirectamente turbinas, en lugar de células fotovoltaicas.
Para ello se emplean conjuntos de espejos cóncavos que reflejan la energía solar en un tubo centrado en el punto focal del conjunto de espejos. El tubo consta de dos capas de vidrio, un tubo interno oscurecido para absorber el calor, rodeado de un tubo de vidrio transparente para garantizar la dispersión uniforme del calor por toda la circunferencia del tubo de transferencia de calor. El tubo central está lleno de una mezcla de bifenilo/óxido de difenilo. Este fluido es similar al agua en cuanto a viscosidad, aspecto, capacidad calorífica y otras características, aparte de su punto de congelación, que se sitúa en torno a los 20 °C y, lo que es más importante para el fin al que se destina, un punto de ebullición cercano a los 300 °C. Esto le confiere unas características ideales para transferir el calor a través del tubo. Esto le confiere unas características ideales para transferir el calor producido por los paneles solares, siempre que no se permita que el fluido se congele en las noches frías. Así, el fluido se mantiene a unos 60°C por la noche.
Los espejos están dispuestos en hileras y el fluido de transferencia fluye en bucle a su alrededor hasta una central eléctrica situada en el centro del emplazamiento. El vapor se produce mediante intercambiadores de calor, mientras que otros intercambiadores de calor sumergidos en tanques de salmuera se utilizan para capturar el exceso de calor durante el día con el fin de continuar la generación de energía por la noche, manteniendo al mismo tiempo la temperatura del bucle por encima del punto de congelación del fluido. Dada la proximidad del agua en dos fases del proceso, existe un gran riesgo de que penetre humedad en el circuito de fluido.
El objetivo de la medición de la humedad es evitar el riesgo de que aparezcan bolsas de vapor en el circuito de circulación debido a una elevada concentración de humedad disuelta en la mezcla de bifenilo y óxido de difenilo. El razonamiento subyacente es que si se produce una saturación de humedad en el fluido a las temperaturas nocturnas de 60 °C, el agua líquida separada se vaporizaría al aumentar la temperatura para el funcionamiento diurno, creando bolsas de vapor a presión. El peligro es que la aparición de tales bolsas de vapor puede causar un aumento significativo de la presión dentro del bucle de fluido, provocando fugas y daños permanentes. Durante el funcionamiento real de la planta, la humedad del fluido se evapora al pasar por un separador de vapor. El vapor resultante se transfiere a los condensadores.
Sin embargo, para garantizar la eficacia del separador de vapor y asegurarse de que el contenido de humedad del fluido no alcance niveles que puedan provocar daños, es fundamental controlar continuamente el contenido de humedad del fluido caloportador.
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